La
leyenda de la Llorona
Un día cualquiera yo estaba de campamento con unos amigos ,de la nada la fogata empezó arder mucho y las llamas se agitaban como si quisieran escapar de algo. De repente, todo quedó en silencio, ya nadie se reía, nadie hablaba. Solo permaneció el susurro de un viento frío que acariciaba nuestros rostros y movía nuestros cabellos. Entonces, como si se tratara de una película de terror, una mujer emergió de entre los árboles. Todos sabíamos de quién se trataba, nuestros abuelos y padres nos habían advertido de su existencia: la Llorona, “¡cuidado con la Llorona!”. Traté de decirme a mí misma que no era real, que no podía serlo, pero en la realidad se hizo un surco que me impidió diferenciarla del mito. La mujer gritaba y sentí que mi piel se estremecía. Miré los rostros de los demás y una palidez extraña los había invadido. Sus cuerpos estaban quietos como si temieran llamar la atención de aquel ente; no puedo negarlo, yo también tenía miedo.
Quise moverme, pero la Llorona estaba demasiado cerca de mí, las piernas simplemente no me respondían. De pronto, sus gritos cesaron y una calma tenebrosa invadió el ambiente. Sin embargo, el silencio no duró mucho. De pronto se levanto el velo como si se tratara de un rito demoniaco, dejó al descubierto su rostro pálido y demacrado. Sus ojos parecían hurgar en lo más profundo del alma. Me miró e intenté desviar la vista pero una especie de magia me lo impedía y de pronto comenzó hablar y dijo "No, yo no era como me ven ahora, yo era hermosa, no estos despojos de mujer atormentada, ¡pero fue su culpa! La culpa de ese hombre. Él me engañó, ¡me destrozó el corazón!”, y fue todo lo que dijo luego desapareció rápidamente, yo estaba en shock sin procesar lo que había pasado, todo fue muy rápido y solo queda en mi memoria aquel suceso tenebroso
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